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¡Oiga, doctor!
Recétenos su optimismo, su tesón y muchas vitaminas de cariño a Cornago.
El personaje que hoy traigo a esta sección es todo un lujo y privilegio, pero no lo es menos la persona entrañable que hay debajo.
Nació en Cornago (La Rioja) el 7 de agosto de 1926, frente a la casa de “Las Cardenalas”, en la vivienda de su abuela, Paula Lope. Sus padres, D. Pedro Palacios y Doña Josefa Sánchez, lo recibieron con mucha alegría en esa familia de cinco hermanos (actualmente viven tres), siendo Juan-Manuel el único universitario. Pasó sus primeros años correteando por las calles de su pueblo con sus amigos y compañeros de juventud: Pedro Ridruejo “El Perico”, José el hijo de Bruno y otros tantos chavales que iniciaron una amistad y recuerdo entrañable que aún conservan.
Su maestro de infancia D. Roberto Mayoral le inculcó sabias enseñanzas que le forjarían como persona y como docente.
En el año 1937, en plena Guerra Incivil, con 10 años hizo su primera comunión en Cornago, en la ermita de Santa Catalina. Nuestro entrevistado la recuerda como una ceremonia sencilla y emotiva. En esas fechas su progenitor ya había fallecido y en tales circunstancias, estaban todos para pocas fiestas y celebraciones.
En el año 1939 ingresó como bachiller en el Instituto de Enseñanzas Medias de Logroño (actual Sagasta). Más adelante, en la capital maña iniciaría la licenciatura en Filosofía y Letras, que concluyó en Barcelona. También la Universidad de Navarra contribuyó decisivamente en la formación de D. Juan Manuel.
En el año 1946 realizó su servicio militar en Zaragoza, en Aviación y como era estudiante, estuvo destinado en un laboratorio militar como ayudante, donde colaboraba en tareas de análisis clínicos.
Su trabajo cumbre, su Tesis Doctoral sobre el aragonés universal: Miguel Servet, sería defendida en la Universidad de Zaragoza. Luego… toda una vida de entrega a sus dos pasiones: la docencia y la investigación.
Su vida personal y profesional ha estado repartida entre Aragón, Calahorra, Madrid, Las Palmas de Gran Canaria y Logroño, siendo esta última la ciudad donde más años ha pasado de su vida.
Es desde 1955 Cronista Oficial del Real Monasterio de Sijena (Huesca). Posee en su haber abundantes felicitaciones y reconocimientos a su labor: Felicitación y distintivo de la Excma. DiputaciónProvincial de Huesca, Manifestación de la Universidad de Cali (Colombia), Voto de Gracias del Excmo. Ayuntamiento de Cornago, Voto de Gracias del Excmo. Ayuntamiento de Villanueva de Sijena, Hijo Adoptivo de la villa riojana de Sotés, aunque la medalla que luce con más mérito es la de “Buena Persona” que se la conceden día a día, todos aquellos que lo conocen.
Con esta entrevista nuestro paisano cornagués me abrió su casa y su corazón. Sólo pretendo que disfrutéis de ella con la misma intensidad que yo lo hice el pasado 28 de marzo de 2006, en su despacho.
- D. Juan Manuel, hábleme de sus novias.
- Naturalmente que tuve algunas amigas, pero mi novia definitiva y mi mujer por siempre es Doña María Isabel Castaño Sobrón. La conocí en Cornago, ella era una de las maestras del pueblo.
- Pero, dígame en qué se fijó por primera vez cuando vio a doña Isabel. Y no me diga que fue en sus ojos, porque aunque los tiene muy bonitos, yo no me lo creo…
- Me fijé en ella en su interior, en sus virtudes y en su cultura. Nos casamos el 22 de diciembre de 1956 en Logroño, en la Parroquia de Santa Teresita.
- Y después de la boda, ¿dónde fueron de viaje de novios?
- Viaje de novios no tuvimos, entonces no había posibilidades.
- ¿Y qué me dice de su descendencia?
- Hemos tenido 3 hijos (2 médicos y 1 matemático), todos ellos trabajan actualmente y tenemos 3 nietos: de 5, 7 y 10 años.
- D. Juan Manuel, nos gustaría conocerle un poco más. Díganos 3 virtudes y 3 defectos que definan su personalidad.
- Mi madre, que seguramente era la que mejor me conocía, solía decir de mí: “Mi hijo, Juan Manuel, tiene una cabeza de bronce”, refiriéndose a mi empeño y tesón en conseguir lo que me propusiese, costara lo que costase. Soy un defensor del esfuerzo y del trabajo constante en la vida para conseguir metas que merezcan la pena. Me considero que soy un hombre honesto y sé que defectos tengo muchos, aunque me considero apto para el diálogo y para la amistad.
- Cambiando de tercio, ¿por qué Doctor en Historia y no boticario, como su madre?
- Creo que por vocación. Mi pasión ha sido siempre la investigación. Recuerdo que siendo muy niño, con sólo 10 años, ya realicé una pequeña obra o apunte sobre las costumbres de Cornago, el castillo, su historia… Por desgracia aquel trabajo actualmente no lo conservo, aunque durante toda mi vida he realizado más de 200 estudios publicados en revistas especializadas y de divulgación.
- Dicen que la historia es la que nos cuentan los vencedores o supervivientes de un conflicto. ¿La historia se manipula? ¿Cómo se consigue el equilibrio para alcanzar la verdad?
- El reto de un historiador está en tratar de descubrir siempre la verdad. Hay que leer y consultar mucha información, después hay que contrastarla. Es necesario patearse muchos fondos de archivo, manejar una amplia bibliografía y sobre todo, ser muy honesto.
- ¿Qué parte o rama de la Historia es la que más le apasiona?
- Sobre todo el renacimiento español (siglo XVI), temas medievales y también algunos aspectos contemporáneos.
- ¿Se hace camino al andar o sólo se camina por la senda que otros nos han marcado? ¿Le gusta ser rebelde y explorar nuevas veredas?
- Estoy convencido de que se hace camino al andar. Me gusta llegar al conocimiento de lo desconocido. Tengo como historiador una curiosidad plural.
- Ahora, sigamos jugando un poco al “yo le pregunto y usted me contesta”:
- En su dilatada trayectoria (casi 80 años), como testigo excepcional de su tiempo e historiador, ¿cuál es su momento personal más importante? Voy a apuntar dos momentos: La defensa de mi tesis doctoral sobre Miguel Servet y el nombramiento de Hijo Adoptivo de la villa de Sotés, por parte de su Excmo. Ayuntamiento.
- ¿Cuál es el momento histórico más desafortunado? Sin duda alguna, la Guerra Civil del año 36.
- ¿Cuál ha sido el momento más alegre y feliz de su vida? El día de mi boda.
- ¿Qué es para usted lo más inverosímil que tiene la vida? Lo más increíble para mí es que las personas no se quieran más entre ellas.
- Dígame 3 señas de identidad de los siguientes lugares: Logroño, Sotés y Cornago, en qué se parecen o qué los diferencia. Son 3 localidades riojanas de gran raigambre regional. Logroño, por su carácter, es una de las ciudades más entrañables de España; Sotés es mi segunda residencia, un pueblo encantador a tan sólo 17 kilómetros de la capital, muy vinculado a ella y Cornago es una villa histórica muy hermosa, digna de ser más conocida.
- Ser cornagués es…Título de Gloria.
- En su larga trayectoria, ¿qué le queda por hacer? Muchas cosas, pero lo más inmediato es concluir varios libros y estudios que tengo empezados, por ejemplo uno de la villa de Ventosa.
- ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? Creo que no. Estoy “jubilado jubilosamente”, hoy vivo plenamente como un señor jubilado, con la feliz compañía y apoyo de mi mujer, realizando las actividades y tareas que más me gustan, sobre todo la investigación. Si me quitaran el poder realizarme con el estudio y la investigación, existiría un vacío muy grande en mi vida. Creo que “me moriré con las botas puestas”, o sea, “entre papeles viejos”.
- ¿Conduce actualmente? Hace poco que me compré un coche precioso y tengo renovado mi permiso para conducir, pero entiendo que a mi edad (casi 80 años), tal vez no sea lo más adecuado.
- Se dice que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, pero…¿quién manda o quién lleva los pantalones en su casa? (Sonríe mientras responde):Yo diría que en casa mando yo, pero en mí manda mi mujer…
- Mi abuelo decía: “ se tenía que ser viejo antes que joven”. ¿Cambiaría eso algo? En cierto modo sí, pero eso es imposible, pues la experiencia se adquiere con los años y viviendo…
- ¿Cuánto tiempo hace que no aparece por el pueblo que le vio nacer? Hace cerca de un año. Fui el promotor de la colocación de las placas en el Barrio Judío y en la casa del Beato Germán. Ese fue el motivo que me llevó a visitar a mis convecinos para colocar las citadas placas.
- Sabemos que usted es un hombre de mundo. ¿Qué ciudad, país o continente que haya visitado le ha sorprendido más?
- Me encantó Italia, pero sobre todo la ciudad de Roma. Se comprende que es por las razones históricas y monumentales de aquella hermosa capital, entre las que destaco, haciendo un gran esfuerzo: el Coliseo y el Vaticano.
- ¿Tiene usted en su memoria algún alumno ilustre o aventajado?
- Muchos, tanto del orden político, cultural, social, religioso y académico. Podría nombrar a un buen puñado de ellos, aunque por razones de tiempo y espacio, sólo destacaré a dos de ellos: Jesús Baigorri (gran Catedrático) y José María Arrieta (Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos).
- ¿Lee usted la sección “El Bagar”?
- No suelo navegar habitualmente por internet, únicamente me conecto para realizar alguna consulta o por un motivo puntual, aunque alguna cosa de “El Bagar” sí que he leído.
- ¿Qué le falta a Cornago?
- Hacer todo lo posible por conservar a toda costa las tradiciones y costumbres centenarias.
- ¿Qué le sobra a Cornago?
- Me resulta difícil responder… Es un pueblo tan completo…Para mí es de los más interesantes que he conocido y me precio de conocer la Rioja de “pe a pa” o de “cabo a rabo”. No es sólo una mera opinión, es un hecho contrastado.
- ¿Cuándo nos va a sorprender y deleitar con otro libro sobre Cornago?
- En este momento no tengo en mi mente una fecha fijada, aunque a Cornago siempre lo tengo presente en mi corazón. Próximamente voy a publicar un libro sobre las aguas minero-medicinales de La Rioja y, lógicamente tengo que hablar en él de “La Pazana”; por otro lado, desde hace varios años vengo colaborando de modo habitual con algún artículo en el programa de fiestas de nuestro pueblo.
- Hemos llegado al final de esta entrevista y ahora es la ocasión de decir todo lo que quiera, que por malo que sea, no se lo vamos a tener en cuenta.
- Que quiero mucho, mucho, mucho (3 veces mucho) a mi pueblo y a la gente de Cornago, sin olvidarme tampoco de los vecinos de Sotés que quisieron adoptarme como hijo suyo.
Durante la entrevista, Doña Isabel (su esposa), entra y sale del despacho y le noto cierto brillo en sus ojos. A D. Juan Manuel, cada vez que la mira se le enciende la sonrisa y a mí me suceden las dos cosas a la vez: me brillan los ojos y se me enciende la sonrisa, al ver la cestita de bombones con los que me obsequian estas dos personas extraordinarias.
D. JUAN MANUEL PALACIOS SÁNCHEZ sigue presumiendo de cornagués y Cornago presume de cornagueses como él. ¡Muchas gracias, Doctor!
16/Abr/2006
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