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Página principal | El Bagar ¡Hola, Rosa! - ¡Hola, Félix!La influencia de la radio y de algunos programas en nuestros convecinos. La de veces que habré escuchado estos nombres y saludos por la radio. La tira… Estos nombres entraron por mis orejas y se adueñaron para siempre de un rincón de mi cerebro. Esas voces tan cantarinas, tan alegres y tan radiofónicas, llegaban diariamente a través de las ondas hertzianas desde Calahorra. Igual te felicitaban por tu cumpleaños que hablaban contigo por teléfono como si te conocieran de toda la vida. Nos informaban cada 60 minutos de la hora en Canarias y de la temperatura que gozaban o padecían los calagurritanos. Cuántas horas de radio y de grata compañía. Me vienen a la memoria algunos fragmentos de la publicidad y hasta de sus músicas, sonidos y sintonías: “Si quieres divertirte y buena música escuchar, O ese otro, que a ritmo de danza bantú, machaconamente repetía aquello de: “eah, eah, eah, eah, eaeh Macumba”, invitando a los radioyentes a visitar la citada discoteca y a compartir con las figuras más destacadas de la música nacional sus actuaciones (Camilo Sesto, Mari Trini, Ángela Carrasco, Lorenzo Santamaría, Bertín Osborne...) Y las radionovelas: Lucecita, Simplemente María… con las que sufríamos, llorábamos y nos alegrábamos finalmente cuando la protagonista se casaba con su príncipe azul o el humilde pastorcillo encandilaba a su reina de corazones. Cuantas horas ocuparon en nuestras conversaciones y en nuestros pensamientos… Seguramente que tampoco nadie habrá olvidado los sabios consejos de doña Elena Francis. Esta señora, igual te planchaba un huevo que te freía una camisa, eso sí, con leche de pepinillos y aceite de almendras a la esencia de cocoteros. A eso de las 18:30 horas, todas las tardes nos apuntábamos al programa de la catalana. Entre chiste, risa y broma, cada día los montones de zapatillas crecían por docenas. Mientras tanto, Rosa y Félix saludaban a los de Cornago (entre otros), a sus chicos y chicas, dedicándoles canciones que a su vez tenían presentes a sus padres, a sus hermanos, a sus hijos, a sus tíos, a sus nietos y hasta a la vecina del cuñado de una prima soltera de Cuenca, porque la verdad es que a todos tenían en “cuenca” (como diría uno de Martes y Trece). No sólo las mujeres y los alpargateros del pueblo escuchaban a Rosa y a Félix, también en el campo lo hacían los pastores con sus ganados y los que realizaban las faenas agrícolas. Ninguno olvidaba conectar su pequeño transistor en el bolsillo de la camisa. Los temas y asuntos que Rosa y Félix contaban por la radio eran nuestras prioridades y nuestras devociones, consiguiendo que hasta en algunas ocasiones nos olvidásemos de nuestros propios asuntos. A veces, las mujeres estaban tan atentas a los comentarios de Rosa y Félix, que el olor a socarrado les rescataba de sus místicos éxtasis (porque eran divinos), advirtiéndoles de que habían dejado olvidada la cacerola en el fuego… Rosa y Félix eran una sonrisa continuada y sanamente contagiosa. Durante mucho tiempo los escuché y nunca jamás percibí en su voz un atisbo de enfado, mal humor o como diríamos ahora: “de mal rollito”. Y cada día, al escuchar “CORNAGO” o a los de Cornago por la radio, se nos hacía el pueblo más presente, más vivo, más importante… Percibíamos que Cornago, igual que el Sur y que Teruel, ¡también existe! Era un pequeño detalle, casi insignificante, que servía para que todos los cornagueses y desde cualquier lugar, nos sintiésemos, si cabe, más unidos.
4/Dic/2005 Página principal | El Bagar |
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